Perfil

Tengo 32 años, soy de València ciudad, donde estudié la carrera y realice la tesis doctoral en el Instituto de Ciencia Molecular de la Universitat de València. Me encanta mi trabajo y la investigación. Gracias a ella he podido vivir en 3 países distintos y viajar por todo el mundo. Además, me encantan los animales, estar en pijama, discutir sobre política y el humor y el cachondeo en general.

La mayoría de la química se hace en disolución. Pero los disolventes pueden causar problemas, muchos son peligrosos para las personas y el medio ambiente. ¿No sería fantástico no tener que usarlos y hacer reacciones en fase vapor? Pues eso intento hacer, en concreto para sintetizar materiales metal-orgánicos en capas ultrafinas de grosor nanométrico. Estos materiales son conductores de la electricidad y además porosos, por lo que podrían ser una alternativa para los dispositivos electrónicos del futuro.

Apenas existe la monotonía y la rutina cuando eres científico experimental. Es posible que pase el día frente a un ordenador analizando datos, leyendo bibliografía o escribiendo una publicación o un proyecto. Pero también hay otros días que se pasan haciendo reacciones en un laboratorio estándar con bata, guantes y gafas de seguridad, o analizando muestras en diferentes equipos de rayos X o microscopios electrónicos. Como trabajo con dispositivos electrónicos también puedo pasarme el día completamente vestido con un mono especial como el de la foto, que sirve para evitar esparcir polvo dentro de una sala “limpia”. Tranquilos, me lo puedo quitar para ir al baño. Por último, al trabajar con capas ultradelgadas de grosor nanométrico, a veces me toca ir a analizarlas a un sincrotrón, donde hay equipos muy potentes, ¡a medir sin parar!

¿Cómo comparten los científicos sus resultados? La respuesta a esta pregunta es desconocida por la gran mayoría de la población e incluso por los estudiantes que están pensando en dedicarse a la ciencia. La respuesta es sorprendente y escandalosa. Actualmente a pesar del acceso generalizado internet, existen grandes obstáculos para la difusión de los resultados científicos, ya que estos se publican en revistas científicas controladas por editoriales que exigen grandes cantidades de dinero para acceder a ellos. Este problema es universal y afecta a científicos de todas las disciplinas, especialmente a los que trabajan para instituciones con pocos recursos económicos.

Por ello, me gustaría invertir el dinero en visibilizar este problema y a los científicos que luchan por solucionarlo. Entre ellos, Alexandra Elbakyan, una joven kazaja que en 2011 creó Sci-hub, una web que permite acceder a publicaciones científicas de manera gratuita. Muchos científicos creen que esta es la contribución más importante para el avance de la ciencia de la ultima década, y que Alexandra merece el premio Nobel. Su historia resulta especialmente inspiradora ya que demuestra que cualquiera, desde cualquier sitio puede realizar una contribución extraordinaria a la ciencia.